La patología palpebral, orbitaria y de la vía lagrimal, la oculoplastia, es una subespecialidad de la Oftalmología que a fecha de hoy supone uno de los motivos de consulta más frecuentes entre los pacientes que acuden a revisiones oculares. En la mayoría de los casos, las lesiones palpebrales y perioculares son benignas y su extirpación quirúrgica no suele revestir una gran complicación. Caso aparte merecen las lesiones malignas ya que, generalmente, son tumores de crecimiento lento e insidioso que pueden pasar desapercibidos. Su diagnóstico tardío puede provocar no sólo una alteración importante de la anatomía del párpado, sino que en casos puntuales pueden comprometer la integridad del globo ocular e incluso, la vida del paciente. Por todo ello, es fundamental el diagnóstico precoz y un seguimiento adecuado por parte del oftalmólogo. En el Fórum Arruzafa 2014 está previsto abordar esta realidad médica. La directora del congreso, doctora Concha Aránguez, explica la relevancia de esta especialidad en nuestros días.
¿Resulta sencillo descartar la malignidad en lesiones palpebrales?
En ocasiones es relativamente fácil, pero a veces hay que recurrir a una biopsia de la lesión extirpada para llegar a un diagnóstico definitivo, ya que en la consulta nos encontramos con que los tumores palpebrales pueden tener morfologías muy diversas y pueden simular cualquier tipo de lesión.
¿Qué tipo de síntomatologia presentan estas lesiones y cómo se pueden prevenir con la suficiente antelación?
Para llegar a un diagnóstico más precoz, hay algunos signos que deben hacer sospechar del carácter maligno de una lesión. Se trata de lesiones mayores de un centímetro, de crecimiento rápido, con pérdida de pestañas en la zona, que hayan sangrado o que presenten cambios en la pigmentación o induración de la piel. Ante cualquiera de estos signos, se debe acudir a un oftalmólogo para que proceda a la realización de una biopsia con el objeto de que ésta pueda descartar malignidad.
¿Se suelen extirpar todas estas lesiones tumorales?
En ocasiones, las de carácter benigno se extirpan, bien con un fin estético o bien porque provoquen molestias, tales como la sensación de cuerpo extraño. Unas de las más frecuentes son los papilomas (verrugas). En la mayoría de estas lesiones, se puede hacer una extirpación quirúrgica total de la lesión y un cierre directo, bien mediante cauterización (aplicación de calor) en los bordes de la herida o bien mediante sutura.
¿Cuál es el tumor maligno más frecuente?
El carcinoma basocelular, que es más frecuente en personas de edad avanzada y de piel clara, sobre todo, si han estado expuestas a la luz ultravioleta de forma prolongada a lo largo de su vida.
¿Dónde suele aparecer?
Tiende a localizarse con mayor frecuencia en el párpado inferior y canto medial (nasal), zonas que reciben más luz solar que el párpado superior. Hay que sospechar siempre de cualquier lesión que se tenga en el párpado inferior de larga evolución, dura, de aspecto perlado, con pequeños vasos sanguíneos que han podido sangrar en alguna ocasión, y que tenga una depresión o cráter en el centro.
Una vez programada la cirugía para proceder a la resección, ¿en qué medida se aplica una técnica quirúrgica u otra?
En lesiones de pequeño tamaño y que afecten parcialmente al espesor del párpado es suficiente con la extirpación de la lesión con un margen de seguridad de 2-3 milímetros y un cierre directo de los bordes. Si, posteriormente, la anatomía patológica asegura que esos márgenes de seguridad están libres de tumor, no habría que hacer ningún tratamiento más, salvo el seguimiento del paciente, por si la lesión reaparece. En lesiones de mayor tamaño, puede ser necesario cubrir el defecto con piel de similares características de otra zona del cuerpo, generalmente, de otro párpado o de la zona retroauricular.
¿Qué consejo daría a quién sospechara de padecer este tipo de lesión?
Es importante que ante una lesión palpebral que cause una alteración estética, funcional o que presente alguno de los signos de alarma descritos, se consulte a un especialista en Oftalmología. Aunque en la mayoría de los casos se trata de lesiones benignas, el diagnóstico precoz y la extirpación de lesiones malignas con un margen de seguridad adecuado mejoran sensiblemente el aspecto anatómico y la función de los párpados, minimizando las posibilidades de recidiva. Las actuales técnicas quirúrgicas de reconstrucción palpebral y periocular nos permiten alcanzar resultados estéticos altamente satisfactorios en un alto porcentaje de los pacientes.